Renovar el Gabinete Bellido fue la decisión que el Presidente Castillo tomó para calmar la turbulencia política que se había acumulado en apenas dos meses de gobierno. Las relaciones Ejecutivo-Legislativo fueron tensionándose hasta reavivar los discursos de “vacancia presidencial” y “cuestión de confianza” como preámbulo de un eventual cierre del Congreso. El ruido político volvió al centro del escenario del país afectando no solo la economía, sino también la gestión del Ejecutivo. El Ejecutivo nunca logró cuajar como equipo, percibiéndose agendas particulares que daban la sensación de falta de rumbo. Los errores en los nombramientos de personas sin el perfil adecuado para ocupar importantes cargos de confianza fueron minando la credibilidad y capacidad del Ejecutivo para gobernar el país.
Las tensiones internas entre el Ejecutivo y Perú Libre, partido que lo llevó al poder, junto con el cuestionamiento de la oposición dirigida a determinados miembros del Gabinete Bellido provocó un clima de inestabilidad política que profundizó más la inestabilidad política, afectando la economía y la inversión privada. En este contexto, la renovación del Gabinete era la salida para poner punto final a la crisis política, así como para redefinir las carteras ministeriales al interior del Gobierno. La designación de Mirtha Vásquez como nueva Premier ha generado cierta tranquilidad en el escenario político, a la vez que nuevos retos y desafíos para la gobernabilidad del país.
El principal desafío del Gabinete Vásquez es devolver gobernabilidad y estabilidad política al Gobierno. Sin embargo, el actual Gabinete incorpora Ministros que provocan reacciones adversas en la oposición, tal como ocurre con las carteras de Interior y Educación. Por otro lado, los sectores más duros de Perú Libre han manifestado sus exigencias sobre el cumplimiento de las promesas de campaña, ante un eventual escenario de dejarlas de lado. En este sentido, el voto de confianza tendrá como marco esta doble tensión entre oposición y oficialismo, o parte de ella. Dura tarea le espera a la Ministra Vásquez para lograr el equilibrio de las fuerzas políticas que no han dejado de tensionar el ambiente político.
Es importante que el Ejecutivo entienda que el ruido político no le hace bien a la gobernabilidad ni a la economía y menos a las poblaciones más vulnerables que llevaron a Castillo al gobierno. El ruido político suele sobreponerse al debate de las políticas de gobierno y las políticas públicas. Esto explica que el debate se haya centrado en las últimas semanas en la censura y la cuestión de confianza, antes que en la salud y la economía como ejes prioritarios de la reactivación del país. El Presidente Castillo y la Premier Vásquez deben considerar seriamente este factor de inestabilidad y evaluar las decisiones que resulten más pertinentes para el país.
Por otro lado, el pedido de confianza genera una oportunidad para revisar y ajustar la política de gobierno del Ejecutivo. La Premier Vásquez ha adelantado que la Asamblea Constituyente no está en la prioridad del Gobierno, por ahora. Esto da un margen de tiempo y relativa tranquilidad para algunos sectores políticos y económicos que han sentido incertidumbre sobre el tema. Sin embargo, para Perú Libre este es un tema prioritario y está promoviendo activamente la recolección de firmas para decidir vía referéndum el cambio de Constitución. De igual manera, la oposición se está movilizando para recolectar firmas en apoyo a mantener la actual Constitución. Que este tema se mueva en la esfera política puede liberar al Ejecutivo de un tema que ha generado polémica y alimentado la inestabilidad política, para enfocarse en las políticas de gobierno que el país requiere para superar la crisis generada por la pandemia.
Desde el ámbito local y desde las expectativas ciudadanas, esperamos en primer lugar estabilidad política para mejorar la gobernabilidad y la economía del país. En segundo lugar, esperamos del Ejecutivo y Legislativo predisposición para dialogar y retomar los temas de consenso, las cuales deben conformar las prioridades en materia de políticas de gobierno. Nadie está en desacuerdo con derrotar la pandemia, mejorar el sistema de salud, reactivar la economía del país, incrementar los ingresos familiares, retomar los esfuerzos por mejorar la calidad de la educación, disminuir las brechas sociales que afectan a los más vulnerables, fortalecer la descentralización, etc. Es momento de poner de lado cualquier interés que no sea el país.
La clase política debe hacer el esfuerzo para consensuar prioridades y evitar tomar partido a favor o en contra de temas que, en lugar de sumar, restan y dividen. Los temas más espinosos como el cambio de la Constitución o del modelo económico pueden debatirse en los foros políticos como el Congreso, tal como corresponde. Pero en materia de política de gobierno, todos deberían hacer el esfuerzo por consensuar y ratificar las prioridades indicadas, las cuales gozan de un respaldo popular significativo. Como autoridad y ciudadano esteré siempre del lado de las políticas de gobierno que contribuyan a mejorar el bienestar de todos los peruanos.
Raúl Díaz Pérez